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¡Ay Candela!

<p> &nbsp;</p> <p align="center"> &nbsp;</p> <p style="text-align: justify; "> Goya no se merec&iacute;a esto. Don Francisco fue un adelantado con su pintura a caballete y mural, pero la gala del cine espa&ntilde;ol lo ha devuelto al trazo grueso de la caverna.</p> <p style="text-align: justify; "> El cine ayuda a esculpir en el tiempo, como escribi&oacute; el director ruso Andrei Tarkovski. Con la ayuda del s&eacute;ptimo arte, se pueden tratar las cuestiones m&aacute;s complejas del presente a un nivel que durante siglos, hab&iacute;a sido terreno exclusivo de la literatura, la m&uacute;sica o la pintura. Otra cosa son las galas del cine.</p> <p style="text-align: justify; "> Hollywood invent&oacute; la alfombra roja y nuestro cine el mon&oacute;logo protesta. No hay premios Oscar sin lujo ni Goyas sin pegatinas &ldquo;indi&rdquo;.</p> <p style="text-align: justify; "> Los actores en Espa&ntilde;a llevan demasiado tiempo abonados al mon&oacute;logo. Posiblemente ese sea el problema de nuestro cine, la ausencia de di&aacute;logo. Muchos de ellos creen que una pel&iacute;cula debe ser la versi&oacute;n larga del &ldquo;Club de la comedia&rdquo; o la edici&oacute;n de fin de a&ntilde;o de &ldquo;Caiga quien caiga&rdquo;.</p> <p style="text-align: justify; "> El cine espa&ntilde;ol invierte muchos esfuerzos en su discurso victimista. Tanto es as&iacute;, que en su d&iacute;a de fiesta, el de la gala de los Goya, prefiere ejercer su versi&oacute;n pla&ntilde;idera mucho m&aacute;s que ensalzar su faceta creadora o art&iacute;stica.</p> <p style="text-align: justify; "> El pasado domingo Eva Hache aburri&oacute; a una Espa&ntilde;a que no est&aacute; para chistes malos. La gala fue una sucesi&oacute;n de mon&oacute;logos de guionista agotado. Los espa&ntilde;oles conocemos la realidad que vivimos y no necesitamos ning&uacute;n discurso construido desde la incoherencia y la superioridad moral. El cine durante mucho tiempo elabor&oacute; mensajes m&aacute;s complejos y bellos que los de unos esl&oacute;ganes de poca densidad intelectual.</p> <p style="text-align: justify; "> La gran protagonista de la noche fue la actriz de ojos grandes de Gav&aacute;, &nbsp;Candela Pe&ntilde;a. Fue galardonada con el Goya a la mejor actriz de reparto por su participaci&oacute;n en la pel&iacute;cula de Cesc Gay &ldquo;Una pistola en cada mano&rdquo;. Cuando pronunciaron su nombre, cosida a un vestido prieto y hortera, baj&oacute; las escaleras al estilo Bel&eacute;n Esteban y tras recibir su galard&oacute;n, se transform&oacute; en su peor enemiga. No invirti&oacute; ni un&nbsp; segundo para hablar de cine, ni para compartir su premio con sus compa&ntilde;eros. Antes bien, prefiri&oacute; el discurso maniqueo y simplista. Su mon&oacute;logo, fue transformado en la era de las redes sociales en di&aacute;logo, y los espa&ntilde;oles le dieron una lecci&oacute;n de madurez a la olvidada chica Almod&oacute;var. &iexcl;Ay Candela!</p> <p> &nbsp;</p>