Hispanidad sin H
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Español es el que siendo manco de la mano izquierda, se atreve con la derecha a escribir el Quijote. El que cruza el Atlántico sin saber nadar o el que aspira al Nobel de Medicina sin tener laboratorio. Estamos demasiado acostumbrados a perder y no tenemos miedo a desafiar a la adversidad para poder vencer algún día.</p>
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Un año más hemos celebrado la festividad de la Virgen del Pilar. En una época en la que exportamos nuestro talento al exterior e importamos la telebasura, no es sencillo levantarse cada día y encarar el mar de incertidumbres sin su intercesión. Las costuras de nuestra España están siendo probadas en su virtud y su resistencia. Aunque el mundo de lo políticamente gobernado nos señale que los nacionalismos de cuenta corriente y vocabulario profético, son los protagonistas del discurso de nuestros males en la actualidad, no deben caer en la trampa. Nuestros enemigos son mucho más astutos, silenciosos y no tienen cuenta en twitter. Dos de ellos acaban de ser señalados por las conclusiones de un informe de la OCDE. En él se evaluaba el rendimiento lector y matemático de los adultos. España se situaba en penúltima y última posición de todos los países evaluados en referencia a las dos competencias citadas. Nos señalaban diciendo que no sabemos entender los indescifrables recibos de la luz y que tenemos problemas con las cuentas de los supermercados. Mucho más doloroso es que no entendamos las aventuras de Don Quijote y nos perdamos lo que significa la literatura de altos vuelos.</p>
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Al leer este informe me vino a la memoria las conclusiones de uno británico de los años 60 que fue presentado por lady Plowden. En él, se criticaba de forma detallada el método tradicional de “disciplina, estudio e instrucción”. No admitía los argumentos de Aristóteles sobre el papel de la disciplina y el hábito en la formación del carácter, desatendía a los filósofos medievales y su escolástica, e ignoraba los argumentos de Kant en relación al vínculo entre libertad y ley. Plowden defendía que la tarea del profesor era sólo acompañar al alumno en su proceso de aprendizaje. Si algo iba mal el niño no podía ser culpado. No podíamos señalar a ningún responsable.</p>
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Seguro que les suena. Por favor, no sigamos escribiendo hispanidad sin “h”.</p>
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