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El Síndrome de Ozil

<p> &nbsp;</p> <p style="text-align: justify; "> El necio aspira a mofarse del talento que no alcanza. No entiende la fragilidad del cristal que protege al que es capaz de la excelencia. La mediocridad se teje entre gritos y desprecio a lo relevante. Lo vulgar s&oacute;lo tiene actualidad, y la excelencia, historia.</p> <p style="text-align: justify; "> La sociedad en su circuito de velocidad, se olvid&oacute; de las personas que con su talento, la hacen m&aacute;s humana y real. Entre &ldquo;romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna&rdquo;, con permiso de Antonio Machado, apostamos por el ruido de los necios. El talento susurra que el hombre es m&aacute;s grande, cuanto m&aacute;s digno, libre, justo y bueno es. No hay salida en esta encrucijada actual si seguimos maltratando a las personas con talento, y acallamos sus voces, despreciando su contribuci&oacute;n.</p> <p style="text-align: justify; "> La realidad es tan compleja, que algunos s&oacute;lo quiere que sea interpretada desde la seguridad de sus limitaciones. El talento es fruto de la complejidad, y por eso la entiende, la critica y la constituye.</p> <p style="text-align: justify; "> Es una aut&eacute;ntica conjura de los necios la que estamos sufriendo. No podemos seguir inm&oacute;viles ante tanto imb&eacute;cil que con ropajes variopintos asfixian el talento de las personas.</p> <p style="text-align: justify; "> El f&uacute;tbol espa&ntilde;ol nos presta en la actualidad un buen ejemplo.&nbsp; Lo he venido a denominar el &ldquo;S&iacute;ndrome Ozil&rdquo;, o el desprecio por la persona con talento. El jugador alem&aacute;n represent&oacute; en el Real Madrid la met&aacute;fora en los d&iacute;as grises y el verso suelto en las jornadas de sol y triunfo. Su talento fue tan grande, que dibuj&oacute; pases donde nadie ve&iacute;a, construy&oacute; asistencias en el terreno de lo imposible y marc&oacute; goles con rima a las porter&iacute;as con tres palos. El dorsal 10 ten&iacute;a sentido en la espalda de un genio que&nbsp; echaron por la puerta de atr&aacute;s con la excusa de una buena operaci&oacute;n econ&oacute;mica para el club.&nbsp;Los madridistas nunca olvidaremos esa ofensa, pero el suceso adquiri&oacute; tintes de victoria para los mediocres. Todo, demasiado triste, pero tambi&eacute;n, demasiado real.</p> <p style="text-align: justify; "> No podemos seguir apostando por lo plano, limitado y vulgar, cuando nuestra sociedad necesita de la contribuci&oacute;n de lo sutil, el ingrediente de lo bello, lo elevado de lo excelente y lo generoso del que aspira a crecer compartiendo. Cuidando a las personas con talento, tendremos presente y futuro.</p> <p> &nbsp;</p>