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La dulce Amy test

<p style="text-align: justify;">La España actual cabe en una columna de tres mil euros. Los periodistas escriben a diario sus crónicas desde las colas del paro, los escritores envían sus correos electrónicos a sus editores aprovechando el “wifi” gratuito de la parada del autobús, pero la Fundación “Ideas” paga a seis de los grandes la columna.</p> <p style="text-align: justify;">La columna es género literario de los importantes en castellano. Es territorio de palabras precisas, cuchillos largos y puntos y apartes, que tuvo por grandes a Larra y a Umbral. Don Mariano José bebió de las fuentes del cabrón de Quevedo, y don Francisco quedó como heredero universal de la prosa que hiere pero no mata.</p> <p style="text-align: justify;">Reponiéndonos de “El duque em…Palma…do” y sus andanzas, nos encontramos con la dulce Amy Martín. Esta semana, Jesús Caldera con su “look” de senador romano, le abría la puerta de salida de su Fundación “Ideas” al prometedor Carlos Mulas por asuntos de dineros, traiciones y golferías. Días después, la melena rubia de Amy se hizo presente en la escena nacional. Como si de una película de Luis García Berlanga, con guión de Rafael Azcona, la que fuera la directora del Instituto Cervantes en Estocolmo, representó su mejor papel hasta ahora conocido.</p> <p style="text-align: justify;">Mujer de cine, de cortometrajes con subvención y sin espectadores, Irene Zoe Alameda, camuflada tras el pseudónimo de Amy Martín, dirigía esta semana su mejor obra. Confesó en un comunicado, por el que no cobró honorario alguno,  que es ella quien se escondía tras la falsa autora que había escrito diversos trabajos para la fundación dirigida por el que fuera su marido, Carlos Mulas. Por la módica cantidad de cincuenta mil euros, estuvo contribuyendo al debate de las ideas cuando el trabajo de su productora le dejaba tiempo.</p> <p style="text-align: justify;">Mi admirado Jesús Nieto, desde su frío exilio en Madrid, me cuenta que se ha podido escuchar como los huesos del maestro Larra se retorcían en el Panteón de Hombres Ilustres de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, donde descansan. El que a Fígaro dio vida, quiso de nuevo reescribir su famoso artículo “Entre qué gente estamos” cuando conoció esta colosal farsa.</p> <p style="text-align: justify;">Cuando Cataluña quiere romper las costuras de nuestra piel de toro y los sobres vuelven a estar de moda, yo quiero seguir con mi sueño de ser columnista para escribirle a la dulce Amy mientras cuenta billetes de quinientos euros.</p>