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El villancico de Aznar

<p> El centro pol&iacute;tico en Espa&ntilde;a es un villancico sin letra. Ya no canta festivamente su estribillo y las coplas, con sus dos mudanzas y su vuelta. S&oacute;lo mantiene un ritmo musical m&aacute;s propio de una carta de ajuste que de un periodo de alegr&iacute;a y esperanza. El actual Partido Popular hered&oacute; las ruinas de una Espa&ntilde;a desconocida tras la &uacute;ltima legislatura de Zapatero. Con la crisis econ&oacute;mica nos convertimos en una sociedad que estaba dispuesta a hacer lo que fuera por llegar a fin de mes. En un escenario tan complicado, el gobierno de Rajoy s&oacute;lo se dedic&oacute; a la pol&iacute;tica de sal&oacute;n comedor, sin grandes pretensiones y atendiendo a la lecci&oacute;n que nos marcaban desde Bruselas. Los populares se convirtieron en contables a los que no les interesaba ning&uacute;n tipo de debate que no fuera el de la econom&iacute;a de guerra. En ese contexto de abandono de las propias convicciones pol&iacute;ticas, pudieron florecer en Espa&ntilde;a tanto Podemos como Ciudadanos. El primero dio voz a los desheredados de la crisis, y el segundo, en un primer momento, quiso ocupar el espacio ideol&oacute;gico que abandonaba tanto el PP como el PSOE.&nbsp;</p> <p> Occidente se enfrenta a retos demasiado importantes y no puede seguir sin encontrar respuestas adecuadas ni desde la &nbsp;marchita socialdemocracia ni desde el centro-derecha acostado en su particular div&aacute;n. Su indigencia ideol&oacute;gica, su actitud buenista y sus mensajes vac&iacute;os, est&aacute;n permitiendo que crezcan en la vertiente de la izquierda y la derecha, formaciones extremistas y populistas.</p> <p> Espa&ntilde;a desde que vot&oacute; la Constituci&oacute;n del 78 no se ha encontrado en una encrucijada como la actual. Con un desaf&iacute;o soberanista de primer orden, con tensiones muy importantes en el sostenimiento de los pilares del bienestar, con demasiadas dudas en la vertebraci&oacute;n del pa&iacute;s desde la educaci&oacute;n y la justicia, con un Estado hipertr&oacute;fico que devora los impuestos de varias generaciones y,&nbsp; sobre todo, con demasiados silencios.</p> <p> Muchos espa&ntilde;oles, seg&uacute;n los soci&oacute;logos, se sit&uacute;an en una posici&oacute;n de centro y&nbsp; sue&ntilde;an con una econom&iacute;a abierta que d&eacute; alas a la iniciativa de las personas, con una fiscalidad ligera, un gasto p&uacute;blico contenido, y con unas ideas claras a prop&oacute;sito de la unidad de Espa&ntilde;a y la defensa de los valores de la civilizaci&oacute;n occidental.</p> <p> Aznar ha apostado esta semana por su libertad, renunciando al alcanfor de la presidencia de honor del partido que &eacute;l refund&oacute;. Un signo inequ&iacute;voco de la relevancia de su movimiento, es que tanto sus adversarios como los que fueron sus compa&ntilde;eros lo han intentado ningunear. Muchos hu&eacute;rfanos del centro-derecha espa&ntilde;ol, le piden que no compre el relato que han hecho de &eacute;l sus adversarios y los actuales responsables populares. Junto a personas de la talla de Cayetana &Aacute;lvarez de Toledo o Manuel Pizarro, &iquest;escribir&aacute; la nueva letra del pr&oacute;ximo villancico?.</p>