Irene Queer Montero
El feminismo morado es una guardería en un ministerio. Un despacho de una secretaria transformado en sala de juegos, con los enchufes tapados, las sillas y las mesas a un lado, y una mantita en el suelo. Una asesora de la 'esposa de', 'nombrada por' como niñera, pagada por todos y para todo. Un ministerio convertido en fuente de desigualdad, y una titular empeñada en ser gobierno y oposición a la vez.