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La España de Paquirri

<p style="text-align: justify;"> Por una foto, una pol&eacute;mica; por una historia familiar, un infierno; por lo pol&iacute;ticamente correcto, un encarnizamiento. Eso tuvo que pensar el diestro Paquirri cuando asisti&oacute; at&oacute;nito a todo lo que ocurri&oacute; tras compartir en la redes sociales una foto con su hija frente a una vaquilla esta semana. Los versos dulces de B&eacute;cquer se convirtieron en un trago amargo.</p> <p style="text-align: justify;"> Los amantes de la libertad asistimos con tristeza al planteamiento de algunas personas del movimiento animalista y sus aleda&ntilde;os, que aprovechando la debilidad de nuestras instituciones y partidos pol&iacute;ticos,&nbsp; pretenden acabar con el rito taurino en Espa&ntilde;a. Su objetivo no son los toros, quieren culpabilizar al&nbsp; diferente, apostar por el pensamiento &uacute;nico radical, disfrazado con cosm&eacute;tica y bisuter&iacute;a &ldquo;intelectualoide&rdquo;. Llaman sin disimulo asesinos a los toreros con la rabia del discurso revanchista, que es&nbsp; propio de los totalitarismos y no de las sociedades democr&aacute;ticas. Todos los que no comparten el amor por la tauromaquia quieren hacernos a los taurinos descendientes de la caverna y residentes del Puerto Hurraco m&aacute;s luctuoso. La mayor&iacute;a de ellos no conoce que este rito del toreo a pie naci&oacute; en los c&iacute;rculos de la nobleza maestrante ronde&ntilde;a y poco tiene que ver con el pensamiento primitivo de algunos de sus detractores.</p> <p style="text-align: justify;"> Desde el nacimiento del fen&oacute;meno social de los toros han existido posturas encontradas que han podido convivir pac&iacute;ficamente. Muchos han sido los pol&iacute;ticos y gobernantes que han querido prohibir lo que ten&iacute;an por afici&oacute;n una parte importante de los espa&ntilde;oles. Los ministros ilustrados de Carlos III, como Jovellanos y el Conde de Aranda, pensaron que los lances de la muleta de Pedro Romero eran los que impedir&iacute;an el desarrollo de la Ilustraci&oacute;n en Espa&ntilde;a. Despu&eacute;s hemos podido comprobar que los toros no han sido nunca los que han frenado la modernizaci&oacute;n de nuestra sociedad. Ese m&eacute;rito hay que dej&aacute;rselo a gobiernos como los de Carlos IV o Fernando VII.</p> <p style="text-align: justify;"> En unos momentos tan complejos como los nuestros, y con&nbsp; pol&iacute;ticos de menos altura que los ministros citados del siglo XVIII, se desv&iacute;a de nuevo la atenci&oacute;n a lo accesorio. Los menores necesitan una protecci&oacute;n que va m&aacute;s all&aacute; del postureo de los responsables p&uacute;blicos.</p> <p style="text-align: justify;"> Los taurinos no queremos convencer a nadie, s&oacute;lo solicitamos respeto al ejercicio de nuestra libertad. Entendemos que el sacrificio del torero llama a los esp&iacute;ritus empe&ntilde;ados en las grandes conquistas para los hombres. Su ascesis sigue siendo necesaria en una sociedad fr&aacute;gil como la nuestra, adocenada y depilada, que se conforma con lo vulgar y lo sencillo. Someter a la fiera con la inteligencia y con el valor, con la pretensi&oacute;n de encontrar elementos art&iacute;sticos en la lidia, para compartir con el p&uacute;blico y transmitir una emoci&oacute;n sobrecogedora, es el fin ultimo del oficio del toreo. Maestro Paquirri, esta es nuestra Espa&ntilde;a.</p>