De emprendedores y asalariados
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La nómina es el tratado de paz más importante de nuestra sociedad. La economía se divide en meses naturales y sobrevive gracias a la seguridad de la paga mensual. Los bancos facilitan esta estabulación de los flujos de capital, ingresos y gastos, y la vida se escapa entre los movimientos de la cuenta. Todo ha sido demasiado sencillo mientras funcionó y quedaba dinero para las cervecitas del domingo viendo el fútbol.</p>
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Cuando comenzaron los bancos a convertirse en otra cosa, la economía empezó a construirse no sobre las nóminas sino sobre productos financieros de siglas impronunciables y la tranquilidad nos abandonó.</p>
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El asalariado no es un hombre de riesgos, es una persona paciente y tranquila, que trabaja y deja trabajar. En muchas empresas de éxito, son la cara “b” de una historia demasiado sencilla para ser creíble. En otras, comentan los sabios liberales, son la rémora de la competitividad de la empresa.</p>
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El asalariado de la administración pública y de empresas privadas de tamaño suficiente como para trabajar como en la pública, dicen que durante muchos años ha vivido bajo los síntomas del conocido “síndrome soviético”. Su lectura es la que sigue: yo, asalariado de una empresa grande, hago como que trabajo y usted hace como que me paga. Seguro que a muchos le suena, y a otros le chirría, pero algo de eso ha pasado y sigue pasando.</p>
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La economía de crisis de estos días clama porque los trabajadores rompan con sus cadenas en forma de nómina y se atrevan a emprender. Muy pocos le hacen caso a los gurús de la nueva economía y se atreven a nadar sin manguitos. Emprender es una de las tareas más complejas que existen y no la recomiendo. Si quiere conservar su sueño diario, sus horarios y mantener su tranquilidad, ni se lo ocurra hacer realidad sus sueños.</p>
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Pero, si crees que la ilusión no es lo importante, confías en tu voluntad y laboriosidad, no quieres trabajar siempre en una empresa, sabes que las ideas no son lo importante, sino las personas, y no te importa dormir poco porque quieres crecer compartiendo, amigo: emprende. Tu vida ya no se construirá sobre las semanas, ni los horarios de ocho horas, no será plana, tendrá relieve.</p>
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Atrévete al más difícil todavía y sé emprendedor siendo un asalariado.</p>
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