Cangelotti
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El gol es el polvo con amor del fútbol. El balón encuentra su auténtica belleza cuando traspasa la línea de gol. La historia del fútbol es un relato de goles sin pasado. En el fútbol está todo siempre por hacer porque el gol siempre está por llegar. No hay vida fuera del gol.</p>
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Jugar al fútbol es arriesgar la inteligencia por conocer la libertad. No hay juego sin amor por la libertad, y no hay gol sin inteligencia. El futbol es un juego demasiado simple para personas muy inteligentes y libres. La libertad siempre necesita de la pasión para sus conquistas, por eso se entiende el fenómeno social del fútbol. En cualquier rincón del mundo donde haya un balón y un gol por imaginar, existirá un lugar para la libertad y la pasión.</p>
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Italia dio a luz al Renacimiento sin dolor y parió en la noche oscura al “catenaccio”. Los italianos imaginaron la belleza cuando miraron al hombre en su renacer, y apostaron por las cadenas de lo feo cuando echaron el freno de mano a su juego en los campos de fútbol. Con el “catenaccio” el balón se encontró preso de las pizarras de los entrenadores y el gol fue desposeído de su poder. La victoria se convirtió en una triste noticia.</p>
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Con el “catenaccio” llegó el florecimiento de los entrenadores que no aman el fútbol. El famoso “tiki-taka” es la versión menú de degustación del “catenaccio”. Representa la deconstrucción de la tortilla del fútbol, con sólo toque y sin gol.</p>
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La libertad y la belleza en el fútbol siempre vino de la mano de los jugadores en el campo que se olvidaron de sus entrenadores y buscaron el gol. No hay lugar en la historia del fútbol para el juego secuestrado de entrenadores sin amor al gol.</p>
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La historia del Real Madrid es la crónica del amor por el gol. Nunca llamó fútbol, al juego sin gol. Su historia es la crónica del gol soñado en el partido señalado. De ahí su animadversión por los entrenadores reservones, con sólo ojos para la táctica y el gol por accidente.</p>
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El actual entrenador del equipo blanco, Carlo Ancelotti, será olvidado por sus triunfos y recordado por su mendicante filosofía del fútbol. Es una versión empobrecida del “catenaccio” que lleva en sus venas, en la que concede al miedo el protagonismo de su fútbol. Pasará a la historia blanca como “Cangelotti”. Su apuesta futbolística es la que hizo famoso a Cagancho en Almagro. A Dios gracias, los jugadores libres y con talento en el vestuario madridista, no ponen oídos a sus poemas tristes y sin rima, y siguen amando al gol.</p>
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