Un ruedo como promesa de lo eterno. El albero como la tierra prometida. La puerta grande como metáfora del triunfo. Morante de la Puebla cortándose la coleta en las Ventas.
Roma es belleza sellada en piedra. Hermosura de lo que persiste. Primavera granítica. Luz eterna que reposa sobre la frente del Papa muerto. Francisco en su tumba en la basílica de Santa María la Mayor.
El dolor es un domingo por la tarde. La luz a la que se le ha parado el reloj. Una herida en el tiempo. La vida como camino de vuelta. La plenitud que no fue. Francisco Umbral en la muerte de su hijo Pincho.
Los “nativos inteligentes” son la nueva generación que está creciendo en un entorno donde la inteligencia artificial (IA) es parte fundamental de sus experiencias diarias. Interactúan y dependen de diferentes sistemas inteligentes, que modelan, influyen y anticipan sus decisiones y comportamientos como nunca lo había hecho antes tecnología alguna. Los jóvenes de hoy constituyen la primera generación formada en esta nueva revolución tecnológica.
Abril es la primavera de puntillas. La luz que ahora comienza. El ruido vacío de las noches. Las playas con manga larga. El Mediterráneo sin Manuel Alcántara.
Roma es un invierno de mármol. Un frío de cielo, mundo y hora. El eco de los toques lentos a cuerda de dos campanas despidiendo al siervo bueno y fiel. Benedicto XVI con toda su muerte a cuestas.