Nativos inteligentes. La generación de la IA.
Los “nativos inteligentes” son la nueva generación que está creciendo en un entorno donde la inteligencia artificial (IA) es parte fundamental de sus experiencias diarias. Interactúan y dependen de diferentes sistemas inteligentes, que modelan, influyen y anticipan sus decisiones y comportamientos como nunca lo había hecho antes tecnología alguna. Los jóvenes de hoy constituyen la primera generación formada en esta nueva revolución tecnológica.
Resulta evidente que nuestros estudiantes piensan y procesan la información de modo significativamente distinto a sus predecesores. Además, no es un hábito coyuntural, sino que está llamado a prolongarse en el tiempo. No se interrumpirá, se acrecentará, de modo que su destreza en el manejo y utilización de la IA en poco tiempo será superior incluso a la de sus familiares, profesores y educadores.
En el año 2001 el educador y escritor estadounidense Marc Prensky definió por primera vez a los que denominó como "nativos digitales". Veintitrés años después, en noviembre de 2024, acuño por primera vez el concepto “nativos inteligentes” para describir el nuevo paradigma en la conformación de la generación que está creciendo en este tiempo. Estas dos generaciones se diferencian principalmente en el tipo de tecnología con la que han crecido y en el modo de interactuar con ella. Los “nativos digitales” son aquellos que han vivido en un entorno dominado por internet, dispositivos móviles y redes sociales; son expertos en navegar, comunicarse y aprender en plataformas digitales, pero sus interacciones son mayormente directas y controladas por ellos mismos. Por otro lado, los “nativos inteligentes” están inmersos en un mundo donde la IA es omnipresente, lo que implica que sus experiencias digitales están moldeadas por algoritmos que aprenden y deciden automáticamente en función de sus datos. Mientras los primeros, controlan la tecnología que usan, los segundos se enfrentan a sistemas que anticipan sus necesidades y toman decisiones en su lugar, lo que plantea nuevos desafíos en cuanto a privacidad, autonomía y comprensión de los procesos automatizados.
La nueva generación crece comprendiendo intuitivamente las aplicaciones de IA, como asistentes virtuales (Alexa, Siri), algoritmos de recomendación y chatbots. Usan estas tecnologías como una extensión de su propio conocimiento y habilidades, con una facilidad similar a la que los “nativos digitales” muestran con dispositivos digitales. Experimentan la personalización en todas sus interacciones digitales: desde educación hasta entretenimiento y redes sociales, lo que les da una experiencia única y adaptada a sus gustos y preferencias. Ven a la IA como una herramienta para trabajar, aprender y resolver problemas. Están acostumbrados a interactuar y colaborar con sistemas de IA, lo que les brinda habilidades avanzadas en la integración de tecnología en su vida personal y profesional. Al vivir rodeados de tecnología que recopila y utiliza datos de manera continua, están llamados a desarrollar una mayor conciencia sobre la privacidad y el uso ético de sus datos personales, aunque es un área de tensión entre su confianza en la tecnología y sus derechos a la privacidad. Otra de sus características definitorias es que acceden a herramientas de IA que les permiten aprender y resolver problemas más rápido que antes. Esto fomenta una capacidad de aprendizaje acelerada y una familiaridad con el uso de IA para la educación.
Hay que hacer notar que la comodidad de contar con IA para resolver problemas puede llevar a una falta de desarrollo de habilidades críticas de resolución y análisis independiente en esta nueva generación. Sin duda, se encontrarán con dificultades futuras en la toma de decisiones complejas cuando no tengan la ayuda tecnológica. Los “nativos inteligentes” puede que tengan también dificultades para definir una identidad propia fuera de los algoritmos y las personalizaciones. Una de sus obligaciones más perentorias será la de desarrollar habilidades críticas para evaluar la información generada por IA, así como un entendimiento profundo de la ética en el uso de la IA, para no confiar ciegamente en los algoritmos y sus recomendaciones. Deberán definir y construir también los nuevos derechos digitales, entre los que se incluirán el derecho de conocer cómo funcionan los algoritmos que afectan sus decisiones y su vida cotidiana. También resulta crucial el derecho a la privacidad en la interacción con IA, garantizando que sus datos personales sean recolectados y utilizados de manera ética, segura y respetuosa. Además, el derecho a la supervisión humana en decisiones automatizadas se vuelve esencial para asegurar que la autonomía y el juicio humano prevalezcan en decisiones críticas que puedan afectar significativamente sus vidas. En conjunto, estos derechos les ayudarán a establecer un marco ético y legal que promueva la equidad y la justicia en la era de la IA, empoderando a los “nativos inteligentes” a vivir en un entorno digital seguro y respetuoso con sus derechos fundamentales.
Los llamados “inmigrantes inteligentes”, que somos todos los de nuestra generación, no nacimos con la IA, pero hemos aprendido a convivir con ella, adoptando tecnologías que antes eran solo ciencia ficción y ahora son una realidad cotidiana. Debemos trabajar junto a los “nativos inteligentes”. Esta relación requiere de solidaridad y de una visión colaborativa. Podemos combinar lo mejor de ambos mundos: una perspectiva humanista y ética de quienes hemos vivido en tiempos diferentes con la capacidad de innovación y la creatividad de los “nativos inteligentes”. En este camino, el enriquecimiento será mutuo y el objetivo común será el bien común.