El naipe caído
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El dinero desnuda al hombre. Lo invita a detestar lo elevado y lo seduce con la promesa de una vida regalada. Siempre nubló el seso de los tocados por los dioses. Ellos tuvieron la oportunidad de elegir entre el dinero y el honor, y demasiados prefirieron el primero. El honor nunca cupo en un billete y la dignidad siempre tuvo alergia al metal de las monedas. El dinero promete la felicidad al pobre, y le concede la desdicha al rico. El pobre cabe por el ojal de la aguja y el rico adquiere el contorno de un camello. La vida es demasiado breve para el rico.</p>
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Con barba cana, rostro cansado y mirada derrotada, el pasado jueves, Rodrigo Rato era detenido, cuando la tarde respiraba la primavera en el Barrio de Salamanca. Todo había sido programado al detalle para que los informativos de la noche sentenciaran al reo con la pena del telediario.</p>
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El que fuera vicepresidente económico del gabinete de Aznar, estaba siendo investigado por posibles delitos relacionados con fraude, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales. Era un secreto a voces, que se convertiría en el primero en desfilar ante la Justicia de la lista de los 700. Tras la amnistía fiscal de Montoro de 2011, se comenzó a investigar a algunos de los que se acogieron a la misma por posible blanqueamiento de capital. Esta nutrida lista está repleta de políticos, embajadores y jueces, según se ha filtrado ya, y dará tanto que hablar, que los grandes partidos comenzarán a enmudecer.</p>
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Rato fue el destacado siempre en los cuadernos azules del presidente popular, cuando Aznar era Aznar. Sus vacilaciones primeras y las intuiciones de doña Ana Botella, hicieron que Rato no fuera el elegido. Observó con tristeza como un triste Mariano Rajoy le ganaba la batalla de la sucesión.</p>
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Parece ser que desde aquel momento se cumplió la expresión latina de “Corruptio optimi pessima” (la corrupción de los mejores es la peor de todas) y Rodrigo Rato persiguió la liebre equivocada. El político de la entrada en el euro de España, mostró mayor amor al primero y se olvidó de servir a la segunda.</p>
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Estos primeros titulares no pueden nublarnos el entendimiento. En las entretelas del poder se están ajustando cuentas, con demasiada munición para el fuego amigo. Esta realidad por entregas se asemeja mucho a una temporada de “House of Cards”, pero no sabemos a ciencia cierta quién es el Francis Underwood español ni su bella esposa Claire. Algún día lo conoceremos.</p>
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Rodrigo Rato es el nuevo naipe caído de la clase política española.</p>