El discurso de Felipe VI
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La primavera nos ha prestado los días largos que España necesitaba. No hay suficientes horas para la tarea que los españoles estamos empeñados en emprender. El discurso de nuestros siglos en común, introduce urgencia histórica a los días que estamos obligados a protagonizar. Nuestra joven democracia necesita acometer con audacia la segunda de sus transiciones. Si bien en la primera, fueron protagonistas nuestros padres e hicieron el camino de la ley a ley, nosotros debemos hacer posible el paso de la democracia a la democracia.</p>
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Estos días de luz intensa y noches cortas, nos convocan a una nueva generación de españoles, a construir un nuevo tiempo histórico donde situemos al ciudadano de nuevo en el lugar que nunca debió abandonar. Todos podemos llenar estos días con el proyecto compartido que estamos seguros que debemos acometer. Tengo el convencimiento de que a más libertad, transparencia y honradez, las personas responderán con más compromiso por lo común e interés por los más vulnerables.</p>
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Estos años de plomo de crisis económica sin precedentes para la generación que nacimos en democracia, nos ha amenazado como nunca nadie lo hizo, y ha querido robarnos el futuro al que aspiramos.</p>
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Nuestra sociedad entró en dificultades cuando nos acostumbramos a acercarnos a la verdad con palabras falsas. Aprendimos a no creer en nada, a no hacerle caso a los que nos rodean, a preocuparnos por nosotros mismos. Los valores que nos concedieron nuestra fortaleza, como los de la libertad, la dignidad, la justicia y la bondad, perdieron su sentido y su dimensión. Los dimos por superados en la época de la globalización, y olvidamos la obligación de su conquista en nuestro tiempo.</p>
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Los españoles merecemos una nueva oportunidad. Desde nuestro compromiso con las personas, estamos obligados a lanzar el mensaje de la confianza en la determinación de las personas para que no cedan ante la complejidad de los retos. No hay salidas fáciles a los grandes problemas a los que nos enfrentamos, pero si estamos obligados a hacer sencillos los caminos que buscan esas salidas. No podemos olvidarnos de ninguno de nosotros, porque el camino sólo tiene sentido si lo emprendemos juntos.</p>
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En esa vía me encontrarán siempre, y confío en que ningún español quiera eludir su grave responsabilidad en estos días de profundo azul.</p>
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