La Andalucía nini
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Andalucía es la tierra del reloj sin horas. Para sus excesos y para sus miedos no soporta que el tiempo se divida en minutos, horas, días, meses y años. Nuestro memoria se nutre de historias mínimas que se encuentran cómodas con el relato íntimo y compartido.</p>
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Los políticos llevan demasiados años intentando buscarnos a un “hermano mayor” que enderece nuestro rumbo. Pobres ignorantes. Andalucía no cupo en los versos de Lorca, en las mujeres cubistas de Picasso, en la garganta de Camarón, ni en la muleta de Pedro Romero, y pretenden meternos a presión en estatutos, leyes y reglamentos. La realidad no se teje en las enmiendas a un anteproyecto de ley ni en los bandos municipales sobre la hora de tirar la basura. Los resultados a tanto esfuerzo estéril son evidentes. La festividad de la región se ha convertido en un día de puente para huir de los teatros donde se conmemora la Andalucía que no nos representa. Así, los políticos se encuentran protegidos en su mundo de jóvenes que no estudian ni trabajan pero que no molestan fuera del piso de alquiler de sus padres. La realidad debemos seguir construyéndola nosotros, con cada vez menos política y más ciudadanía.</p>
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A mi me gusta el compás de la Andalucía de las personas. Del padre esforzado, que sueña con la “madrugá” pero que sobre todo es experto en madrugones. El del joven que estudia en un rincón de su casa por la tarde, sirve hamburguesas por la noche y nunca deja tirado a los suyos. La de la madre que con sus privaciones ha hecho más por la economía de nuestra tierra que los fondos Feder. La del niño que encara con ilusión cada partido de fútbol de una liga sin trascendencia pero que le da la vida. Me reconozco en cada uno de los profesionales que teniendo la oportunidad de trabajar sin corazón ponen su alma para que Andalucía tenga rostro humano.</p>
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Hemos generado demasiado monstruos a los que es difícil alimentar diariamente. Debemos comenzar a derribar esos gigantes que no son otra cosa que molinos vulnerables con aspas de trapo, con talento, laboriosidad y generosidad.</p>
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Si seguimos por ese camino nos encontraremos a la nueva Andalucía nini: “ni demagogia, ni resignación”.</p>
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