Mandela y la política
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La muerte de Mandela cierra un año 2013 para el olvido. Sus dimensiones de gigante lo convierten en un referente en un mundo sin demasiados "faros" en lo político. Obama se esfumó en el sueño de una noche de verano, los estadistas europeos parecen salidos de una oposición a bibliotecario, y sólo queda sitio para el estridente y vulgar. No encontramos en la actualidad referentes para los ciudadanos en el mundo de la política.</p>
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Los políticos se han encontrado con unos ciudadanos demasiado preocupados por temas menores, y ese hecho ha propiciado que el debate político se convierta en una función de "enanos toreros", sin discurso, sin profundidad, sin talla.</p>
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El político humanista Havel, que también nos dejó demasiado pronto, afirmaba con rotundidad: "la tragedia del hombre moderno no radica en el hecho de que desconoce cada vez más el sentido de la vida, sino en que eso le preocupa cada vez menos".</p>
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Nelson Mandela representa el compromiso con las causas justas. Por la política lo ganó todo, pero también lo perdió todo, y eso es lo que hace grandes a los politicos que entienden que su ejercicio en la responsabilidad pública es un duro privilegio al que no pueden renunciar.</p>
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En tiempos de medianías y vulgaridad en el ejercicio de la responsabilidad pública, es reconfortante ver el sacrificio que hombres como Mandela están dispuestos a hacer en lo personal por entregar su vida a una causa justa. Comparto unas reflexiones del poítico sudafricano tras una visita a su madre:</p>
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"En unos de mis frecuentes viajes me detuve en la aldea de mi infancia, Qunu, quería ver a mi madre. La levanté en mis brazos, me miraba como si fuera un fantasma. Le traje un poco de ocmida, ella hizo té para los dos. Aunque me sentía feliz de verla y estar de nuevo en mi casa, me sentí culpable. Veía a mi madre, sola, en circunstancias muy pobres. Intenté persuadirla para que se viniera conmigo a Johnanesburgo. Me juró que jamás abandonaría la tierra que tanto amaba. Me pregunté si era justificable sacrificar el bienestar de una familia por razón de un compromiso público.</p>
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Me pasé la noche dándole vueltas sobre si mi elección había sido correcta y justa. No tenía dudas de qué era lo mejor para todos. No quiero decir que la lucha por la libertad de tupueblo sea de un valor moral superior a cuidar de tu familia, simplemente son cometidos diferentes.</p>
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En Sudáfrica es muy duro ignorar las necesidades del pueblo, aunque sea a costa de tu familia. Yo había elegido la política como vocación, y mi madre respetó mi opción".</p>
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