Los lunes al sol
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El lunes es el octavo día de la semana. Representa al despertador, a la rutina, a la obligación, a la vida que no queremos. La semana se acaba en un lunes con derrota y un martes con heridas.</p>
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Cuando el domingo se esté apagando y huela a crema “aftersun”, muchos de nuestros representantes políticos conocerán su suerte con los lunes de los próximos cuatro años. La corte de colaboradores entenderán observando el rostro de su líder, lo que les deparará el resultado de las urnas.</p>
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Esa noche misma, algún asesor avispado se sentará frente un monitor para ver las temporadas completas de “Borgen”. Pensará que no puede perder tiempo, y debe comenzar a construir su perfil negociador. La previsible necesidad de llegar a acuerdos en las dos orillas, demandará personas que no se queden atrapadas por el barro de su miopía política.</p>
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La democracia no es otra cosa que un tratado de negociación con unos capítulos finales para la ejecución de lo pactado.</p>
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Los españoles conocemos bien el arte del diálogo, por ser excesivos con nuestras palabras, y poco respetuosos con los silencios. En estos tiempos de dificultades extremas, desde el trabajador más sencillo al ejecutivo más influyente, han dedicado gran parte de sus horas a escuchar, a encontrar en el pasillo la puerta que antes no estaba, a dejar pasar para después poder adentrarse uno en la misma estancia. Nuestra apuesta por la flexibilidad en los planteamientos y nuestro empeño en buscar los intereses comunes, ha sido una cuestión de supervivencia. Ahora les tocará a partir del próximo lunes a los políticos.</p>
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Ya escribía Maquiavelo que “en todas las cosas humanas, cuando se examinan de cerca, se demuestra que no pueden apartarse los obstáculos sin que de ellos surjan otros”. Nuestra crisis ha sido tan profunda por las dimensiones de los problemas a los que nos hemos tenido que enfrentar, pero también porque se introdujo una pesada carga adicional desde la política. Sus fardos de incapacidad, de falta de flexibilidad, de ignorancia y arrogancia, nos han irritado tanto que ahora por pasiva le devolvemos su legado a la clase política. Estarán obligados a reconocer el sitio que a cada uno los ciudadanos les hemos otorgado. La política local será de nuevo como una muñeca Matrioska, con lugar para los grandes y los pequeños. Todos tendrán la obligación de relacionarse y ayudarse a encontrar su dimensión oportuna para así participar en la nueva oportunidad que les hemos otorgado.</p>
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El que no tenga cintura suficiente para entender que comenzamos un tiempo de mesa redonda con sillas alrededor, y se olvide de su despacho con secretaria, comenzará a vivir sus particulares lunes al sol. </p>