Podemos interruptus
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La política es el arte de la vida a medias. Verdades a medias, promesas a medias, principios a medias, traiciones a medias y personas a medias. Ni el dinero, ni el sexo, ni el postureo, ni ninguna otra actividad de la vida ofrece una mayor atracción, para aquellos que viven de la política, que el ejercicio del poder. Su credo es que sin poder, no hay política, y sin ella su vida no tiene sentido. El que quiere ejercer el poder en el ámbito político está dispuesto a asumir ese tipo de vida a medias, en la que al adversario no se teme, y sólo se toman precauciones con los propios.</p>
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España comienza a recuperarse por los espacios que desbordaron las fronteras del control político y tiene ganas de ajustar algunas cuentas con el mismo. Los cálculos electorales de Susana Díaz y su estrategia personal de toma del poder del PSOE a nivel nacional, pusieron a Andalucía la primera frente a las urnas.</p>
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Los comicios andaluces han abierto un nuevo tiempo de dudas e inestabilidad, y como resultado del mismo, estamos asistiendo a la deconstrucción de la propuesta política de Podemos. Llama la atención que la mandataria andaluza de la formación progresista, Teresa Rodríguez, esté probando en sus propias carnes, la realidad no revelada de sus dirigentes nacionales. Si bien sus resultados fueron magníficos, no son los que esperaban. No consiguieron el respaldo de los andaluces para convertirse en la formación que liderara el cambio social. Han ocupado el espacio de una Izquierda Unida en retirada, que gracias a la postura de Valderas en el pasado, padece su irrelevancia actual. Consiguió los cargos que estabilizaron a su ejecutiva laboralmente, pero al precio de dar la espalda a los ciudadanos que confiaron en ellos. Al igual que al Partido Andalucista en su momento, los andaluces castigaron sin piedad la desnaturalización de su propuesta política. Prefirieron los cargos al honor, y se quedaron sin cargos y sin honor.</p>
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Podemos ha crecido entre propuestas de cambio radical, de oposición a la vieja política, con un propósito claro de ejercer su labor de forma transparente y del lado de los ciudadanos.</p>
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Sólo hemos necesitado una semana para comprobar que hay en la organización progresista, mucho tufo de la vieja política de cargos y protagonismo, con guiños al pasteleo, y matización de los principios. Donde había condiciones, ahora hay propuestas. Las líneas rojas se han disuelto y se negocia lo que hace sólo unos días era innegociable. Teresa Rodríguez es la única que puede resolver este conflicto. Sus electores nunca le perdonarían un Podemos interruptus.</p>