Eterna Andalucía
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Andalucía no cabe en el BOJA. El andaluz nunca se encontró cómodo entre decretos, artículos y leyes. Esta tierra fue parida con sudor, talento y ansias de libertad.</p>
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En estos últimos treinta años, nuestra joven democracia ha tenido que luchar frente al Saturno que los políticos nos impusieron con silueta de administración omnipresente. La política de forma insaciable ha querido devorar a cada uno de sus hijos por miedo a que le disputaran su protagonismo y hegemonía.</p>
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Andalucía ha sobrevivido a la política y a la corrupción, y desborda los límites del mapa que las urnas nos dibujó durante todos estos años.</p>
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El andaluz elige, no vota. Construye una sociedad con compás, sin mirar atrás, sosteniendo un cielo que quiere ganar con las tripas de su alma, con el dolor de su corazón y el martinete de sus profundidades.</p>
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Porque somos andaluces no miramos la Alhambra, la construimos; no escuchamos la música, la bailamos; no hacemos caminos, andamos; no vamos al mar, escribimos versos.</p>
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En la calle del talento, siembra en el desierto, construye aviones en la tierra, investiga sin beca y publica sin editoriales. Se aburre con la cultura enlatada, la copla televisiva, el flamenco de documental y el cine subvencionado.</p>
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Nuestro pueblo maduro ya no llena los mítines, y se toma vacaciones en las redes sociales cuando hay contienda electoral. No soporta los clichés de un campo con peonadas, una formación sin alumnos, una televisión en blanco y negro y una paga para el abuelo.</p>
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Existe un nuevo andaluz que integra la diferencia, que no excluye al igual que vota diferente, que trabaja cuando los niños sueñan, que emprende donde Hacienda recauda, que respira cuando otros enrarecen el ambiente, que abraza la libertad y que no sucumbe ante la democracia amenazada.</p>
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Cada vez hay menos sitio para las voces tenores, monólogos oficiales, tarjetas a la espalda del ciudadano y la dictadura de lo políticamente correcto. Andalucía necesita la libertad de la bulería, la profundidad de la soleá y el respeto por el que canta.</p>
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Nos sobran algunos kilos de vulgaridad en aquellos terrenos en los que no quisimos plantar batalla. Nuestra sociedad entró en dificultades cuando nos acostumbramos a acercarnos a la verdad con palabras falsas. Aprendimos a no creer en nada, a no hacerle caso a los que nos rodean, a preocuparnos por nosotros mismos.</p>
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Los andaluces no necesitamos más oportunidades, sólo nos tienen que dejar hacer. No queremos seguir tristes luchando por las cosas evidentes. Andalucía quiere parar, templar, cargar y mandar. Eterna Andalucía, a ti te escribo.</p>