De protocolos, perros y otros relatos

Escrito en 14 Octubre 2014.

El protocolo es un necesario actor de reparto en una crisis sanitaria. Así lo definieron los expertos canadienses que se enfrentaron a la pasada gripe aviar con un gran documento en sus consultas pero con una gestión deficiente. Asistieron al derrumbe de su magnífico sistema sanitario por no contemplar otras variables del comportamiento de la sociedad. En las crisis sanitarias llevamos mal que las preguntas sencillas sólo tengan respuestas complejas. Tenemos una sociedad con poco músculo para el análisis y demasiada lengua para la crítica. Los temas complejos de nuestra realidad no siempre pueden ser despachados en una tertulia de la mañana televisiva, ni resueltos en el plató de “Sálvame”. Es propio de las sociedades desarrolladas y maduras, no señalar sólo lo que a todas luces se puede estar haciendo mal, sino invitar a que adquieran el protagonismo necesario los expertos en este tipo de situaciones, que no sólo se quedan en la fase de la crítica, sino que construyen las soluciones y formulan las salidas. Las crisis sanitarias reales son extremadamente crueles y complejas, y no sólo ponen a prueba la eficacia de los sistemas sanitarios sino la fortaleza y madurez de toda la sociedad. Enfrentarnos ante la enfermedad y la adversidad ha sido una constante en nuestra Historia, y de esa experiencia hemos aprendido la jerarquía en nuestras actuaciones. Lo primero que hay que hacer es atender con ciencia y humanidad a los enfermos, uno a uno, sin olvidar nunca que ellos merecen todas nuestra atención y esfuerzos, y son las víctimas siempre. Después hay que preservar con medidas eficaces al resto de la población que no estando enferma, tiene un riesgo potencial de estarlo. En España, aunque muchos se empeñen en lo contrario, contamos con infraestructuras equiparables al resto de países desarrollados y personas expertas en la materia para rendir batalla a este importante desafío. En nuestras sociedades modernas hay otro elemento que debe vertebrar nuestra respuesta a las crisis sanitarias, que es el de la gestión de la información. No es fácil hacerlo pero es muy necesario, en un tiempo en que muchos se convierten en protagonistas de la información con otros intereses diferentes a los de ayudar a resolver los problemas. Es frecuente que en esta compleja situación, algunos se vean superados y quieran hacer de lo accesorio lo relevante. El sainete del perro corresponde a un país con demasiadas limitaciones buenistas. Con respeto, me pongo al lado de los que buscan las soluciones y no añaden más problemas a estos complejos tiempos. Los españoles pasaremos esta grave crisis, superando las estrecheces de los protocolos y las limitaciones buenistas de la mano de nuestros auténticos expertos en la materia.