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La columna soñada

<p style="text-align: justify;"> Las vacaciones son un mal necesario. Un recuerdo de d&iacute;as sin mar y&nbsp; calor por descubrir. De bolsillos vac&iacute;os y balones prestados, en una infancia sin siesta y sin helado.</p> <p style="text-align: justify;"> Agosto es la noche de viernes del a&ntilde;o. En sus d&iacute;as en los que cierra el cuartel y el juzgado, cabe la Espa&ntilde;a sudorosa del turismo sin los &uacute;ltimos poemas de Luis Alberto de Cuenca. Hombres con las alineaciones de sus equipos grabadas&nbsp; en sus cabezas, mujeres con pocas sesiones con la nutricionista, ni&ntilde;os chillones sin su &ldquo;Verano azul&rdquo; y currantes por obligaci&oacute;n, pueblan playas sin sitio para la sombrilla, pueblos con su plaza sin sombra, monta&ntilde;as sin cumbres, pantanos sin r&iacute;os, casas familiares sin renta y dem&aacute;s territorios, sin otro af&aacute;n de hacer de la nada el todo en sus vidas. Mientras Septiembre sigue siendo s&oacute;lo una promesa de normalidad.</p> <p style="text-align: justify;"> En este a&ntilde;o&nbsp; con demasiados enfermos sin cita, d&iacute;as sin suficientes horas, de partidillos los lunes por la noche y celebraciones por la &ldquo;D&eacute;cima&rdquo; entonando el &ldquo;C&oacute;mo no te voy a querer&rdquo;, llego a mis d&iacute;as de descanso con mucha prosa agotada. Busco los d&iacute;as sin despertador, con sus ma&ntilde;anas sin obligaciones, cervezas sin motivo y lecturas que fueron hipotecadas por el tiempo. No s&eacute; si as&iacute; encontrar&eacute; en mi nada, el todo que persigo en la literatura.</p> <p style="text-align: justify;"> Un d&iacute;a comenc&eacute; a escribir para no sentirme s&oacute;lo, y ahora lo hago porque me dejan el hueco de una columna. Mis l&iacute;neas tienen demasiadas arrobas de aficionado y funcionario con n&oacute;mina. Saben demasiado a m&eacute;dico de provincias con diplomas en la pared y clientela sin un duro, a sue&ntilde;os de intelectual sin editorial y sin academia, al deseo de que lo lean s&oacute;lo los suyos. Para los m&eacute;dicos soy un escritor aficionado, y para los escritores, un m&eacute;dico con ordenador.</p> <p style="text-align: justify;"> En este deambular literario entre territorios que abrasan por su sequedad, y zonas pantanosas que llenan de humedades mis pensamientos, me imagino al Chejov de la Guerra de Crimea o al Mara&ntilde;&oacute;n del exilio, y me animo para seguir so&ntilde;ando con columnas y libros que hieran.</p> <p style="text-align: justify;"> Llenar&eacute; mis d&iacute;as de la nada con columnas de Jes&uacute;s Nieto Jurado e historias de Montero Glez, mientras sigo desarrollando m&uacute;sculo literario.</p> <p style="text-align: justify;"> A la espera de mi columna so&ntilde;ada, me despido de mi segunda temporada en Sur.</p> <p style="text-align: justify;"> &nbsp;</p> <p style="text-align: justify;"> &nbsp;</p> <p style="text-align: justify;"> &nbsp;</p> <p> &nbsp;</p>