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Medicina con alma

<p> &nbsp;</p> <p style="margin: 0px; line-height: normal; text-align: justify; "> <span style="font-family:arial,helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: 14px; ">La vida es un soneto sin rima consonante. Discurre entre dos cuartetos y un terceto dedicados al dolor y el sufrimiento, y entrega s&oacute;lo un terceto a la alegr&iacute;a. El hombre es demasiado importante como para gastar su vida s&oacute;lo en los momentos de gozo. Nacemos alumbrados y vivimos sorteando la oscuridad que nos procura los endecas&iacute;labos tozudos del dolor y la enfermedad. Uno puede quedarse en la lectura del soneto de la vida o atreverse a hacer poes&iacute;a con ella.</span></span></p> <p style="margin: 0px; line-height: normal; text-align: justify; "> <span style="font-family:arial,helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: 14px; ">Me hice m&eacute;dico porque no soportaba los versos entonados en clave de sufrimiento de tantas y tantas personas. En primer lugar, necesit&eacute; construir esas rimas tan sonoras del lado del que las entonaba con el acento grave del dolor. Despu&eacute;s, con ciencia y conciencia, entend&iacute; que deb&iacute;a ayudar a reescribir los sonetos de la vida de cada uno del que depositaba en mi su confianza, con palabras de esperanza, comprensi&oacute;n y valor.</span></span></p> <p style="margin: 0px; line-height: normal; text-align: justify; "> <span style="font-family:arial,helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: 14px; ">Las enfermedades no tienen soluci&oacute;n en demasiadas ocasiones, pero el hombre siempre la tiene. Si tratamos enfermedades siempre perderemos, si atendemos a las personas, siempre venceremos.</span></span></p> <p style="margin: 0px; line-height: normal; text-align: justify; "> <span style="font-family:arial,helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: 14px; ">En estos tiempos de prosa vulgar y econom&iacute;a de guerra, la medicina no encuentra salida en el laberinto de la&nbsp; dictadura de la eficiencia y la escasez. Nuestra sociedad tiene la suerte de que nuestra sanidad pobre no se desmorona gracias a la fortaleza de los que trabajan en ella. No debiera ocupar m&aacute;s lugar que el estrictamente necesario en el poemario de la crisis, los versos dedicados a la privaci&oacute;n y estrechez, por mucho que algunos deseen convertir a los m&eacute;dicos en nueva orden mendicante. Algunos se quedaron instalados en el consejo de Esculapio a su hijo que deseaba ser m&eacute;dico, y que rezaba as&iacute;: &ldquo;no ser&aacute; decente que produjera tu profesi&oacute;n ganancias como las que saca un aceitero o el que vende lanas&rdquo;.</span></span></p> <p style="margin: 0px; line-height: normal; text-align: justify; "> <span style="font-family:arial,helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: 14px; ">Los ojos del m&eacute;dico deben centrarse de nuevo en la belleza de la dignidad del hombre doliente. Cuando escucha en silencio las razones del dolor, sus susurros de consuelo, una sociedad madura los transforma en versos sonoros que traspasan las puertas cerradas de las instituciones.</span></span></p> <p style="margin: 0px; line-height: normal; text-align: justify; "> <span style="font-family:arial,helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: 14px; ">Haci&eacute;ndome m&eacute;dico lo he perdido todo, pero tambi&eacute;n lo he ganado todo. Sigo so&ntilde;ando con hacer poes&iacute;a con versos sencillos.</span></span></p> <p style="margin: 0px; line-height: normal; text-align: justify; "> <span style="font-family:arial,helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: 14px; ">Como dec&iacute;a Petronio, el m&eacute;dico no es otra cosa que el consuelo del alma.</span></span></p> <div> &nbsp;</div>