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Jueces a las tres

<p> &nbsp;</p> <p style="text-align: justify; "> &nbsp;</p> <p style="text-align: justify; "> Espa&ntilde;a es un pa&iacute;s de pleitos y median&iacute;as. De opositores eternos a jueces, de togas colgadas y tasas pendientes de cobro. El Aranzadi recoge la historia de un pa&iacute;s en el que no caben m&aacute;s leyes y reglamentos, reformas y contrarreformas, c&oacute;digos y jurisprudencia, tribunales e instancias. Demasiados legajos para tan estrecha habitaci&oacute;n.</p> <p style="text-align: justify; "> La divisi&oacute;n de poderes introdujo complejidad y zozobra en nuestros pol&iacute;ticos que nunca han estado para filosof&iacute;as. Decidieron enterrar&nbsp; a Montesquieu all&aacute; por 1985, y consiguieron convertirlo en un futbolista de la segunda divisi&oacute;n francesa descubierto por Maldini.</p> <p style="text-align: justify; "> El poder ejecutivo, y su gemelo en tantas ocasiones, el legislativo, han abusado durante mucho tiempo del hermano m&aacute;s d&eacute;bil, el judicial. Existe en nuestra actual democracia, un tufo a puchero rancio que ni Chicote puede enmendar.</p> <p style="text-align: justify; "> Vencidos los virus que doblegaron al mism&iacute;simo Rubalcaba, la maquinaria partidista y partidaria se puso a trabajar para que no se demorara en demas&iacute;a la renovaci&oacute;n del Consejo General del Poder Judicial. Qui&eacute;n mejor en Espa&ntilde;a, que los pol&iacute;ticos de toda procedencia del arco parlamentario, para cocinar este guiso. En un parlamento donde no se conoce lo que significa la palabra acuerdo, pocas horas fueron las necesarias para que se sirvieran las diferentes raciones de la olla. Tiros y troyanos, centr&iacute;fugos y centr&iacute;petos, rubricaron el apa&ntilde;o al grito de &ldquo;Montesquieu ha muerto&rdquo;, que anta&ntilde;o populariz&oacute; Alfonso Guerra.</p> <p style="text-align: justify; "> Las pobladas cejas de Gallard&oacute;n nos anunciaron la &ldquo;fumata&rdquo; blanca. Sin pesta&ntilde;ear, y olvid&aacute;ndose de la promesa de regeneraci&oacute;n que anunci&oacute; cuando lleg&oacute; a su despacho del Ministerio de Justicia, se convirti&oacute; en una caricatura del pol&iacute;tico que Umbral un d&iacute;a&nbsp; elev&oacute; a los altares cit&aacute;ndolo en &ldquo;negritas&rdquo;.</p> <p style="text-align: justify; "> No es de extra&ntilde;ar que en el pa&iacute;s de &ldquo;Ambiciones y confesiones&rdquo;, muchos desconfiemos en que el Consejo General del Poder Judicial sea aut&oacute;nomo y que ejerza con independencia las funciones de gobierno del Poder Judicial. Su &nbsp;finalidad es la de garantizar la independencia de los jueces en el ejercicio de la funci&oacute;n judicial frente a los dem&aacute;s poderes del Estado, pero &eacute;sta para nuestra desgracia ya est&aacute; viciada en origen.</p> <p style="text-align: justify; "> En este Noviembre de fr&iacute;o y oscuridad, de desmemoria y de afrenta a demasiadas v&iacute;ctimas, tenemos dificultades para no pensar en que muchos jueces no est&aacute;n ni para las tres.</p>