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La espantá de Monedero

<p style="text-align: justify;"> El albero en Mayo es tierra por descubrir. Es arena para los toreros machos que no quieren pactar con el miedo. Pisar las arenas de Pedro Romero es territorio reservado para&nbsp; hombres&nbsp; con manoletinas con poes&iacute;a y testosterona.</p> <p style="text-align: justify;"> Antes de que pudiera comenzar el pase&iacute;llo, Juan Carlos Monedero ha dado la espant&aacute; de la pol&iacute;tica espa&ntilde;ola. Hizo un amago de ser anunciado en los carteles, pero no soport&oacute; la realidad.</p> <p style="text-align: justify;"> Su inesperado protagonismo televisivo y medi&aacute;tico, le hicieron creer que era real su dimensi&oacute;n de pol&iacute;tico para el nuevo tiempo. Su discurso repleto de soflamas antiguas y de demagogia, llegaba a un p&uacute;blico harto de la pol&iacute;tica oficial triste y corrupta. Las televisiones se ocuparon de estirar al personaje y lleg&oacute; incluso a creer que la democracia se constru&iacute;a s&oacute;lo con mon&oacute;logos que ponen el dedo en la llaga del otro. La libertad permite el di&aacute;logo y el mensaje de vuelta.</p> <p style="text-align: justify;"> En el pasado Enero conocimos que era un consultor internacional de primer nivel, no tanto por la calidad de sus trabajos, sino por los ceros de sus honorarios profesionales. Algo impensable en un profesor del mont&oacute;n de una universidad espa&ntilde;ola sin lugar en el ranking. El gobierno venezolano le pag&oacute; muy bien&nbsp; sus servicios y lo se&ntilde;al&oacute; en una Europa a la que por su historia no le gusta mucho recibir lecciones de democracia.</p> <p style="text-align: justify;"> Tanto llam&oacute; la atenci&oacute;n su cuenta corriente a los desheredados, que los propios compa&ntilde;eros de Podemos, le invitaron en Febrero a que siguiera entretenido en sus aburridas y baratas clases.</p> <p style="text-align: justify;"> Vivi&oacute; un mes de Marzo sin discursos y sin televisi&oacute;n, su amigo Pablo Iglesias y &nbsp;su enemigo Errej&oacute;n lo invitaron a que comenzara una traves&iacute;a del desierto sin destino, que lo alejar&iacute;a de forma definitiva de so&ntilde;ar con la tierra prometida del poder.</p> <p style="text-align: justify;"> En esos d&iacute;as en soledad seguro que record&oacute; su discurso de anta&ntilde;o con el que quer&iacute;a &ldquo;lograr que el miedo cambiara de bando&rdquo;. Y as&iacute; fue. Como los j&oacute;venes toreros, acostumbrados al toreo de sal&oacute;n y la tienta con vaquillas, le entr&oacute; un sudor fr&iacute;o que le lleg&oacute; hasta las trancas. Ten&iacute;a que enfrentarse a sus peores enemigos, sus compa&ntilde;eros, y no pudo ponerse ni la taleguilla.</p> <p style="text-align: justify;"> Cuando Abril llegaba a su fin, raj&oacute; de su apoderado por la radio y se despidi&oacute; de &eacute;l con una entrada en su blog hortera y mediocre en la que defend&iacute;a en que &ldquo;sin amor no se puede hacer pol&iacute;tica&rdquo;. Todos quedamos aliviados.</p> <p style="text-align: justify;"> S&oacute;lo hay una &ldquo;Teor&iacute;a de la espant&aacute;&rdquo;, y esa la desarroll&oacute; Rafael &ldquo;El Gallo&rdquo; que dej&oacute; escrito: &ldquo;Cuando no se puede con el toro, hay que dar la &ldquo;espant&aacute;&rdquo;.</p> <p> &nbsp;</p>