El tuerto Bob Dylan
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La literatura incendia. Asola el territorio de lo vulgar. En la tierra quemada construye un nuevo universo con palabras. El hombre se reconoce en ella como un ser de lejanías, que trasciende a su propio tiempo y a su propia biografía. La literatura, no se pinta, no se esculpe, no se interpreta, sólo se escribe. No necesita pinceles, ni cinceles, ni pífanos, para desvelar su misterio. Nadie puede ser escritor por accidente, la literatura es una empresa demasiado grande para ser tomada como una afición...